El Réquiem de Mozart es un reto emocionante que merecía un lugar destacado en nuestra temporada

¿Cómo descubriste tu vocación por la dirección orquestal? 

No se puede decir que haya un momento concreto en que decides ser director de orquesta. En mi caso, ha sido una evolución natural a partir del estudio de mi instrumento, el piano, que por sus posibilidades y características propias te conduce hacia la orquesta.

¿Qué ha sido tu trayectoria hasta llegar a la dirección de la Orquesta de la Marina Alta? 

Después de estudiar dirección de orquesta y composición al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, hice cursos de verano en la Escuela Superior de Música de Viena y a la Bachakademie de Stuttgart. La estancia que hice el verano de 1998 en los Estados Unidos fue determinante para fundar la Orquesta de la Marina Alta, junto con amigos y grandes músicos que todavía hoy forman parte de la orquesta y con quien comparto este apasionante proyecto musical.

¿Por qué habéis elegido el Réquiem de Mozart para el concierto del 13 de abril?

Es la última obra inconclusa de Mozart y una de las grandes obras de la historia de la música. No podía faltar en esta primera temporada de la OMA dedicada a Mozart.

¿Cómo describirías el proceso de preparación de una obra tan emblemática como el Réquiem de Mozart?

Al no ser una obra acabada por el mismo Mozart, presenta más dificultades. Hay tres versiones finales en cuanto a la instrumentación, y las decisiones del director son claves para definir como se presenta la obra.

¿Cómo es trabajar con solistas como Teresa Albero, Serena Pérez, Jesús Álvarez i Sebastià Peris, y con el Corazón de Cámara de València?

Con Serena Pérez es la primera vez que trabajamos juntos. Teresa Albero ya cantó con nosotros El amor brujo de Falla y en una gala lírica. Jesús Álvarez es un colaborador habitual, como lo fue en la 9.ª de Beethoven en noviembre de 2023. Sebastià Peris es un amigo con quien comparto el amor por Bach. Hemos trabajado juntos en obras como la Pasión según San Juan, cantatas de Bach, la Misa de la Coronación, la Paukenmesse de Haydn y ha estrenado obras mías como la cantata El hijo de la lechera, el oratorio Fray Pedro el Descalzo, y a Lucerna y Ginebra el ciclo de lieder Riurau que vive, con textos de nuestro amigo Lluís Fornés

¿Hay algún movimiento del Réquiem que encuentras especialmente sobrecogedor o que te gusta dirigir especialmente? 

Sin lugar a dudas, el Lacrimosa. Es la última música que escribió Mozart, al cual solo llegó hasta el compás número 8. 

¿Cómo valoras la respuesta del público de la Marina Alta a la música clásica y, en particular, a la obra de Mozart? 

Muy positiva. Nuestro ciclo de conciertos de primavera y verano está plenamente consolidado, y programamos habitualmente obras como la Grande *Partita, una obra maestra con que cerraremos la temporada de la orquesta al Auditorio de Beniarbeig. 

¿Cómo ves la evolución de la Orquesta de la Marina Alta en los últimos años? 

Después de interpretar la 2.ª sinfonía de Mahler el febrero de 2024, la orquesta se encuentra en uno de sus mejores momentos. Esta evolución nos ha animado a iniciar una temporada estable de conciertos en el Auditorio de Beniarbeig que esperamos consolidar en los próximos años, gracias al Ayuntamiento de Beniarbeig y al apoyo de la Fundación Dénia

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